jueves, 3 de mayo de 2012

Strike zone; Fútbol y basses...

Iker Casillas quizá sea el mejor portero del mundo. O al menos tiene títulos para que se le pueda asignar sin sonrojo tal categoría, el de ser número uno en su puesto actualmente en el futbol mundial.
 Entre estos títulos está el aparecer reiteradamente en equipos ideales de distintas competiciones y campeonatos y el haber recibido el título de mejor portero del año a nivel mundial en varias ocasiones.
Pero no siempre ha sido así, hace unos siete u ocho años aún se le achacaba que se equivocaba demasiado –para un portero de primerísimo nivel– en las salidas por alto. Si Casillas no fuese persona sino bass, se le hubiese acusado de no dominar suficientemente la strike zone, la zona de reacción. Que Iker Casillas, Víctor Valdés, Pepe Reina, o porteros de semejante nivel no son basses lo sabemos todos, lo que no sabemos es lo parecidos que son en su oficio al bass. Ambos tienen instinto –los tiempos de reacción son necesariamente tan cortos en ocasiones que no se puede pensar– simplemente el portero actúa por instinto, pero ambos aprenden y ese instinto va siendo mejorado con la experiencia, lo que también ocurre en el bass. Un portero sabe cuándo el balón centrado desde la banda llegará demasiado lejos para abandonar el arco y pretender alejarlo de puño, por ejemplo, como sabe cuándo esa acción está a su alcance, lo sabe sin pensar, es puro instinto; pero ¿y ese balón centrado lateralmente que llega al área de penalti ni claramente fuera del alcance del portero ni claramente dentro?
TOMANDO DECISIONES... SEAS HOMBRE O PEZ
Porque hay balones que llegan a una distancia de la posición del portero al que el instinto y experiencia de éste no sabe dar respuesta cierta en esos cortísimos instantes en que tiene que decidir si salir o quedarse cerca del arco. ¿Sale? ¿Se queda? La duda quizá haga que termine tomando la peor decisión, quedarse a media salida, no tapar ni el remate ni la puerta. Y sí, Casillas, hace unos años fallaba en estos balones altos que se desplazaban por el aire justo en esa distancia que media entre la zona que el portero sabe que domina sobradamente y esa otra, más lejana, donde conoce que no está a su alcance, en la que fallaría. Hoy no, hoy es mucho más certero en sus decisiones de salir o quedarse tan sólo unos pasos por delante de la línea de meta. Ha aprendido a medir mejor su strike zone, su zona de alta efectividad en el despeje o en el blocaje. Que no es siempre la misma, sino que depende de la posición que ocupe el portero en cada momento, en cada lance del juego. Los mejores centradores laterales –pensemos en el actual entrenador y antes jugador del R. Madrid, Michel, como ejemplo bien conocido– no ayudan en su tarea al portero rival y lanzan centro con curvatura, que pretender hacer fallar al portero en el blocaje o el despeje, pues sus centros se desplazan según una trayectoria curva que se acerca al portero rival primero –invitándolo a atajar el centro– y se alejan de él después, para provocar el fallo y que el delantero de su equipo encuentre la puerta rival mal defendida. También el black bass tiene su zona de efectividad alta en cuanto a captura de presas, su strike zone, su zona de reacción. También él va mejorando en la definición de esta zona con la experiencia, con el aprendizaje. Y esta mejora tiene una decisiva influencia en si tendrá una vida larga o corta, si crecerá rápido o lo hará más lentamente, si tendrá más o menos descendientes, porque al fin, tener más éxito predatorio es tener mayor crecimiento, mejor salud…
                                   

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